Es bautizado en Nuestra Señora de la Paloma el 5 de noviembre de 1911. Pertenece al centro de Acción Católica de esta Parroquia desde 1926, ocupando los cargos de vice-secretario y presidente. El día 31 de julio de 1936 es detenido y llevado a la cárcel, siendo liberado el 6 de agosto. Finalmente, el 17 de agosto de 1936 se presentaron en la carnicería (calle Calatrava 19-21) unos milicianos que pertenecían a la checa de la Paloma. Mandaron salir a Marcelino Panizo y allí mismo le fusilaron. Según la Causa General, la misma descarga mata a su padre que “se había unido a su hijo al ver a los milicianos”. Marcelino Panizo Rodríguez tenía un disparo en el corazón y en la sien, su hijo, en el vientre y en la boca.
De Acción Católica desde la fundación del Centro de la Parroquia de Espíritu Santo. De las compañías de Obreros de San José y del Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles. Un mes antes de la guerra, en unos ejercicios espirituales al ponerse un escapulario de la Virgen del Carmen exclama: “Ya nos pueden matar si quieren, pues nosotros ya estamos arreglados”. La guerra estalla cuando él velaba el Santísimo Sacramento en el Cerro de los Ángeles junto a otros obreros. Custodian a las Carmelitas del Cerro hasta que el 21 de julio se las llevan a Getafe los Guardias de Asalto con el pretexto de que corrían peligro. Por el miedo a ser detenidos, se ocultan en una finca próxima, llamada “Las Zorreras”. A la mañana siguiente bendicen el desayuno y se santiguan cuando terminan. La criada de la finca y su hijo, pensando que eran frailes, avisan a los milicianos de Getafe. El día 23 varios hombres acuden al lugar y los fusilan. Fueron inhumados en el Cementerio de Getafe el día 26 de julio de 1936. Finalmente, fueron trasladados al Cementerio del Cerro de los Ángeles.
En 1929 es nombrado jefe de la Policía municipal de Santurce. En la revolución de octubre de 1934 consigue frenar a los alborotadores. Al vencer el Frente Popular se instaura en Santurce la Guardia Cívica, acudiendo a su domicilio para arrestarle. Después de estar escondido en la casa de un vecino, el 1 de marzo de 1936 huye a Bilbao, luego a Burgos y de allí al Cerro de los Ángeles para defender a las monjas, hasta que el 21 de julio se las llevan a Getafe los Guardias de Asalto con el pretexto de que corrían peligro. Por el miedo a ser detenidos, se ocultan en una finca próxima, llamada “Las Zorreras”. A la mañana siguiente bendicen el desayuno y se santiguan cuando terminan. La criada de la finca y su hijo, pensando que eran frailes, avisan a los milicianos de Getafe. El día 23 varios hombres acuden al lugar y les fusilan. Fueron inhumados en el Cementerio de Getafe el día 26 de julio de 1936. Finalmente, fueron trasladados al Cementerio del Cerro de los Ángeles.
Es bautizado en la Iglesia Parroquial de Irún el día 2 de febrero de 1917. Se educa en el Colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana e ingresa en Acción Católica de la Parroquia del Espíritu Santo en 1935. También pertenece a la Compañía de Obreros del Cerro de los Ángeles, a la Adoración Nocturna y devoto de San Luis Gonzaga. Desde muy joven decidió defender los ideales católicos, manteniendo frecuentes polémicas con sus compañeros de trabajo. En 1936 declaró a su tía Juana: “No hay cosa más grande que morir por Dios”. En vez de regresar a Madrid, junto a otros compañeros, decide proteger a las Carmelitas del Cerro, hasta que el 21 de julio se las llevan a Getafe los Guardias de Asalto con el pretexto de que corrían peligro. Por el miedo a ser detenidos, se ocultan en una finca próxima, llamada “Las Zorreras”. A la mañana siguiente bendicen el desayuno y se santiguan cuando terminan. La criada de la finca y su hijo, pensando que eran frailes, avisan a los milicianos de Getafe. El día 23 varios hombres acuden al lugar y los fusilan. Antes de recibir la descarga, Félix Elías Requejo pone los brazos en cruz y grita ¡Viva Cristo Rey! Fueron inhumados en el Cementerio de Getafe el día 26 de julio de 1936. Finalmente, fueron trasladados al Cementerio del Cerro de los Ángeles.
Recibe la primera formación de un tío suyo, sacerdote, y de los Hermanos de la Doctrina Cristiana. En 1927 se traslada a Madrid, viviendo en casa de sus abuelos, hasta que en 1928 se establecen sus padres en la capital. La guerra le sorprende en el Cerro de los Ángeles, haciendo vela ante el Santísimo. Vuelve a Madrid, aunque por poco tiempo, ya que regresa al Cerro de los Ángeles para proteger a las Carmelitas, hasta que el 21 de julio se las llevan a Getafe con el pretexto de que corrían peligro los Guardias de Asalto. Por el miedo a ser detenidos, se ocultan en una finca próxima, llamada “Las Zorreras”. A la mañana siguiente bendicen el desayuno y se santiguan cuando terminan. La criada de la finca y su hijo, pensando que eran frailes, avisan a los milicianos de Getafe. El día 23 varios hombres acuden al lugar y les fusilan. Fueron inhumados en el Cementerio de Getafe el día 26 de julio de 1936. Finalmente, fueron trasladados al Cementerio del Cerro de los Ángeles.
Es bautizado en la Iglesia parroquial de la Concepción. Estudia en las Escuelas Aguirre y con profesor particular. Frecuenta las academias nocturnas de los Luises y de los Padres Agustinos. La guerra le sorprende en el Cerro de los Ángeles, haciendo vela ante el Santísimo. En vez de regresar a Madrid, decide proteger a las Carmelitas del Cerro, hasta que el 21 de julio se las llevan a Getafe los Guardias de Asalto con el pretexto de que corrían peligro. Por el miedo a ser detenidos, se ocultan en una finca próxima llamada “Las Zorreras”, en Perales del Río. A la mañana siguiente bendicen el desayuno y se santiguan cuando terminan. La criada de la finca y su hijo, pensando que eran frailes, avisan a los milicianos de Getafe. El día 23 varios hombres acuden al lugar y les fusilan. Fueron inhumados en el Cementerio de Getafe el día 26 de julio de 1936. Finalmente, fueron trasladados al Cementerio del Cerro de los Ángeles con gran fama de martirio.
Estudia Comercio en la Escuela Comercial de Madrid. Fundador del Centro de Acción Católica de María y del Bto. P. Claret Corpus Christi del Buen Suceso 22. Él y Juan José Olano Orive “proclamaron siempre que morirían por nuestra Juventud de Acción Católica”. El 12 de marzo de 1936 es asaltado en plena calle junto con otros muchachos de la Juventud de Acción Católica por una turba de comunistas con pistolas que les pidieron la documentación. Al encontrar recibos de Acción Católica “fueron causas de amenazas y de malos tratos”. Uno disparó sobre dos de ellos (él y Juan José Olano), hiriéndoles de gravedad. Acabó ingresado en el Sanatorio de Nuestra Señora de la Salud el día 13 y fallece al día siguiente, después de haber perdonado a sus enemigos y rogando a todos los socios de la Juventud de Acción Católica presentes que hicieran lo mismo.
Es bautizado en la iglesia de San Esteban de Sevilla el día de su nacimiento. De pequeño fue curado milagrosamente por intercesión atribuida a la beata Rafaela Ibarra. Junto con Bellsolell, “proclamaron siempre que morirían por nuestra Juventud de Acción Católica.” El día 10 de marzo de 1936 es asaltado junto con otros muchachos de la Juventud de Acción Católica por una turba de comunistas con pistolas que les pidieron la documentación. Al encontrar recibos de Acción Católica “fueron causas de amenazas y de malos tratos”. Uno disparó sobre dos de ellos (él y Enrique Bellsolell), hiriéndoles de gravedad. Logra huir aunque cae al suelo más tarde. Es conducido a la casa de socorro de la Tenencia de Alcaldía. Solicita los Santos Sacramentos. Pide que perdonen a los que lo han herido. Muere a las 2 de la mañana del 11 de marzo de 1936, declarando: “Muero por Dios y por España, ofrezco mi vida contento por Jesucristo y su Iglesia”.
Es uno de los grandes eruditos y bibliógrafos de la Pedagogía del siglo XX en España. Su currículo es extensísimo: obtiene el título de Maestro de Primera Enseñanza, en la Escuela Normal Central de Madrid, en 1883; maestro de la Escuela Superior de Niños de la Modelo-Municipal de Madrid desde 1889; docente de la Escuela Práctica agregada a la Normal Central de Maestros desde 1894; se doctora en Filosofía y Letras en 1909; profesor de Pedagogía Fundamental en la Escuela Superior del Magisterio desde 1910; profesor de la Escuela de Criminología desde 1924; es elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1935... Al mismo tiempo desarrolla una labor investigadora digna de mención, siendo uno de los padres de la Pedagogía moderna en España. También es elegido concejal del Ayuntamiento de Madrid en 1924 y nombrado gobernador civil de Segovia en 1927. Esta brillante carrera fue truncada por su asesinato en el contexto de la persecución religiosa de 1936. Su discurso de ingreso en la Academia ponía de manifiesto que tanto como por su ciencia, había destacado por sus convicciones católicas. Rufino y su hijo son detenidos el día 2 de octubre de 1936 en su domicilio, situado en la calle Viriato 65. Según la Causa General, los asesinos le recriminaron que solo escribiese para “las escuelas cristianas y no hacerlo para las laicas”. En la madrugada del día 3, son asesinados en la Ciudad Universitaria. Ambos cadáveres fueron enterrados en el Cementerio de la Almudena dos días después, el día 5 de octubre de 1936.
Estudia en León, en el colegio central de los padres escolapios. Ordenado sacerdote escolapio, en la diócesis de Almería en septiembre de 1889. Profesor en los colegios de Granada, Sevilla, Archidona (Málaga) y Villacarriedo (Santander) de 1888 a 1898. En 1899 sale de los escolapios para ayudar a sus padres y fue admitido en la diócesis de Madrid-Alcalá. Ecónomo de Villamanrique de Tajo en 1902; de Manzanares el Real y encargado de Chozas de la Sierra en 1904. Cura regente de Belmonte de Tajo en 1907. Capellán de las Dominicas terciarias de Ultramar en 1911. Cura regente y párroco de Santa María de la Alameda en 1914-1926. Párroco de Estremera. Capellán de las Hospitalarias de Ciempozuelos. Detenido junto con otro sacerdote el 20 de julio, fue puesto en libertad. Se refugia en la casa de las Hospitalarias, junto con otros sacerdotes. Quemada la parroquia y advertidas las Hospitalarias de su inminente incautación, él las exhorta al martirio, junto a los demás sacerdotes, diciendo: “No temáis a los sicarios, que aunque pueden matar nuestros cuerpos, no pueden dañarnos el alma, si nosotros no queremos… y si nos matan nos harán eternamente felices”. La incautación tuvo lugar el 31 de julio y a la madrugada siguiente lo asesinan. Su cadáver aparece en “El Blancar” de Valdemoro.