Busquedas

Don Santiago trabaja como portero en la calle Goya 34, casado y con hijos. Es tío del Siervo de Dios Policarpo Herrera Horcajo, mayordomo del seminario de Rozas de Puerto Real, a quien refugia en su casa. Durante los meses que estuvo allí escondido, el sacerdote celebraba misas y ofrecía auxilios espirituales, siendo un lugar muy conocido por los fieles de la zona. Finalmente, el 9 de diciembre se presentaron los milicianos para hacer un registro y descubrieron los objetos litúrgicos para la celebración de sacramentos. El sacerdote no oculta su identidad y son detenidos. Finalmente son llevados al kilómetro 7 de la carretera de Hortaleza y ejecutados. Más tarde sus familiares fueron al lugar del asesinato y reconocieron sus pertenencias.

Casado con Trinidad Aguado. Vivían en Fuenlabrada. Dionisio era padre del sacerdote Luis Navarro Aguado, que después de estar durante un año en la parroquia de San Esteban protomártir en Fuenlabrada, es nombrado párroco en Batres, pocas semanas antes de ser asesinado. Dionisio acompaña a su hijo en las labores de sacristán. Fue denunciado por los dos comités del pueblo y sacado violentamente de su domicilio junto con su hijo por los milicianos y llevado a la checa de Fomento. Fue asesinado junto con su hijo.

Contrae matrimonio con el Capitán de Infantería Francisco Lorenzo Peñalva el 26 de diciembre de 1923. Tiene cuatro hijos: Javier, Luis, Isabel y María de la Luz. Se traslada desde Orihuela en septiembre de 1935 a Madrid para cuidar a su madre. Durante el tiempo que viven  juntas en el domicilio de la calle Serrano sufren constantes registros porque los milicianos tenían la sospecha que escondían a sacerdotes. Finalmente, el 8 de noviembre, tal como recoge la denuncia del marido de Isabel de la Vega, los milicianos irrumpen en la casa y se llevan a Sofía, Isabel y al sacerdote Antonio Pérez, que estaba escondido en el domicilio. De allí son trasladados al cuartel de la F.A.I en Claudio Coello. Esa misma noche les llevan a la calle Mesón de Paredes, donde son fusilados. Un guardia de seguridad, oyó las voces de Isabel, que se encontraba pidiendo auxilio en el descampado con tres heridas de bala en el tórax, trasladándola al Hospital Provincial, donde fallece el 14 de noviembre de 1936. Según el mismo testigo en el descampado quedaron los cuerpos de Sofía y el sacerdote.

Contrae matrimonio con Antonio de la Vega y Ros de Olano, abogado. Tienen dos hijas: Isabel y Elena. Ella queda viuda el 15 de octubre de 1934. En septiembre de 1936 cae enferma, teniendo que trasladarse su hija Isabel de la Vega desde Alicante para cuidarla. Durante el tiempo que viven  juntas en el domicilio de la calle Serrano sufren constantes registros porque los milicianos tenían la sospecha que escondían a sacerdotes. Finalmente, el 8 de noviembre, tal como recoge la denuncia del marido de Isabel de la Vega, los milicianos irrumpen en la casa y se llevan a Sofía, Isabel y al sacerdote Antonio Pérez, que estaba escondido en el domicilio. De allí son trasladados al cuartel de la F.A.I en Claudio Coello. Esa misma noche les llevan a López de Hoyos esquina Velázquez, donde son fusilados. Un guardia de seguridad, oyó las voces de Isabel, que se encontraba pidiendo auxilio en el descampado con tres heridas de bala en el tórax, trasladándola al Hospital Provincial, donde fallece el 14 de noviembre de 1936. Según el mismo testigo en el descampado quedaron los cuerpos de Sofía y el sacerdote.

Contrae matrimonio con María Ruiz de la Prada el 21 de septiembre de 1927. Redactor del ABC. Él y su padre Rufino Blanco son detenidos el día 2 de octubre de 1936 en su domicilio, situado en la calle Viriato 65. Según la Causa General, los asesinos recriminaron a su padre, destacado intelectual católico, que sólo escribiese para “las escuelas cristianas y no hacerlo para las laicas”. En la madrugada del día 3 son asesinados en Ciudad Universitaria. Ambos cadáveres fueron enterrados en el Cementerio de la Almudena dos días después, el día 5 de octubre de 1936. 

De una familia muy conocida en Santander y distinguidísima por su religiosidad. Estudia la carrera de Derecho y aprueba las oposiciones de notario, recibiendo la plaza en Campillo de Arenas (Jaén) en 1936. Es uno de los fundadores de la Juventud Católica y ejerce el cargo de presidente del Centro parroquial de Nuestra Señora de la Anunciación de Santander. También pertenece a las Congregaciones Marianas, a los Estudiantes Católicos y a Adoración Nocturna. El 18 de julio de 1936 le sorprende en Madrid. Mientras tanto, la Superiora de la casa de adoratrices de Guadalajara decide mandar a su hermana Petronila y a otra monja a la capital para resguardarlas de la violencia de la ciudad alcarreña. El 30 de Agosto de 1936 llegan ambas a Madrid, a la estación de trenes de Atocha. Allí las espera don José Luis. Al parecer las adoratrices venían siendo seguidas desde su salida del convento siendo detenidas junto con José Luis. Una vez en la checa son interrogados y más tarde asesinados en un descampado de la calle Méndez Álvaro, cercano a la estación. El brutal asesinato se produjo entre la noche del 30 y la madrugada del 31 de agosto de 1936.

Contrae matrimonio con doña Concepción Fernández de la Puente Gómez. Estudia en el Instituto Columela de Cádiz y se gradúa en Estudios Mercantiles, aprobando las oposiciones de Profesor de Derecho Mercantil en 1914. Finalmente, se traslada a Madrid en 1936 para ejercer su profesión. Cuando comienza la Guerra Civil acoge en su casa a dos redentoristas. Allí estuvieron los dos religiosos hasta el 21 de agosto de 1936, día en que los milicianos entran en la casa. Como no estaba don Roberto, los asaltantes mandaron a su oficina a una de las mujeres del servicio para avisarle. Una vez hecho el registro, los milicianos se llevaron a los tres varones, siendo asesinados la misma noche. Dos días después, el 23 de agosto, un amigo suyo encontró su cadáver en el Depósito Judicial con una ficha que decía: “Traído de Getafe”.

Trabaja como sirvienta para el Siervo de Dios Federico Santamaría. Debido a la persecución religiosa que se está produciendo en Madrid, don Federico decide ir a Aravaca, dónde tenía una casa. Francisca le acompaña. Cuando llegan a la localidad madrileña son delatados por algunos vecinos. Finalmente, los milicianos le sacan de su casa en julio, sometiéndole a varias torturas y vejaciones, matándole en las tapias del cementerio. Francisca sigue el mismo destino y es también sacada de la casa de forma violenta y asesinada de varias puñaladas en el cementerio de Aravaca el 13 de agosto.

Es bautizado el día 24 de febrero de 1904 en la parroquia de su localidad natal. El día 19 de julio se marcha con su mujer y con su hija a casa de su madre. El 25 de julio por la mañana las milicias asaltan la casa y le detienen a él y a su hermano. Al salir del domicilio ambos se arrodillan ante un crucifijo y ofrecen su vida a Dios. El mismo día volvieron a casa. El 1º de agosto detienen a Fernando y le llevan a la cárcel. Durante su cautiverio solicitó al sacerdote don Rafael García la confesión a pesar de su aislamiento y soledad. El 10 de octubre es la última vez que vio a su familia. Cuatro días después le trasladan a Jaén y el 4 de noviembre es juzgado y condenado a muerte. Finalmente, el día 19 de diciembre sus verdugos le anuncian que va a ser asesinado. Al día siguiente le llevan al campo de tiro y allí es fusilado. Al salir de la cárcel gritó: “¡Viva Cristo Rey!”.

Teniente de Artillería retirado, maestrante de Sevilla. Obtuvo varias cruces rojas y la medalla de África. Es detenido el 10 de agosto de 1936 y conducido a la Comisaría de Pardinas. De allí a la Cárcel Modelo y luego a Porlier. Como recuerda el redentorista José Machiñena, él y su hermano tuvieron un comportamiento ejemplar en el cautiverio. Finalmente son sacados de la cárcel de Porlier y asesinados en la noche del 25 al 26 de noviembre de 1936 en Paracuellos de Jarama.

Página 1 de 21