Sesión de Apertura
El sábado 18 de marzo de 2017, en la iglesia de la Concepción Real de Calatrava, tuvo lugar la Sesión de Apertura de la Causa de Beatificación y Canonización de Cipriano Martínez Gil y 55 compañeros, sacerdotes y familiares laicos. El acto fue presidido por el cardenal arzobispo de Madrid, D. Carlos Osoro Sierra, y el obispo auxiliar D. Juan Antonio Martínez Camino, encargado la pastoral de la santidad de la Diócesis. Asistieron al acto el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, el obispo de Alcalá, D. Juan Antonio Reig Pla, el obispo de Getafe, D. Joaquín María López de Andújar, y el obispo auxiliar de Getafe, D. José Rico Pavés.
Entre los asistentes también destacó la presencia de numerosos familiares de los Siervos de Dios, y de la Escolanía de la Abadía Benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, que interpretó algunas piezas durante la ceremonia.
La Sesión de Apertura de una Causa es el acto jurídico por el que se comienza formalmente la fase diocesana del proceso. En esta sesión monseñor Martínez Camino dio lectura a los 56 nombres de los Siervos de Dios, momento especialmente emotivo para los familiares y amigos. Posteriormente prestaron juramento los responsables del proceso: el Delegado episcopal para la Causa, D. Alberto Fernández Sánchez, la Notaria Actuaria, M. María del Mar Gómez Mañas, y la postuladora, Dña. Alejandra Torres.
En su intervención, el cardenal Osoro, recordando el Concilio Vaticano II, destacó la importancia que los mártires tienen para la Iglesia, ya que “después de la Virgen y los apóstoles, se les profesa la mayor veneración entre los santos”. También recordó que en la Iglesia, como pueblo peregrino unido a los que ya han alcanzado la gloria, los mártires “nos animan con su ejemplo y nos ayudan también con su intercesión”
Por su parte, monseñor Martínez Camino destacó el carácter histórico del acto para las diócesis de Madrid y Getafe. Por ese motivo, como explicó el obispo auxiliar de Madrid, se le quiso dar al acto un relieve público celebrándolo en la iglesia de las Calatravas, al considerar que “es un deber ineludible de piedad dar este paso que hoy damos. Lo hacemos también por devoción y convicción: los frutos pastorales serán muy grandes”.