Es bautizado en la iglesia de San Esteban de Sevilla el día de su nacimiento. De pequeño fue curado milagrosamente por intercesión atribuida a la beata Rafaela Ibarra. Junto con Bellsolell, “proclamaron siempre que morirían por nuestra Juventud de Acción Católica.” El día 10 de marzo de 1936 es asaltado junto con otros muchachos de la Juventud de Acción Católica por una turba de comunistas con pistolas que les pidieron la documentación. Al encontrar recibos de Acción Católica “fueron causas de amenazas y de malos tratos”. Uno disparó sobre dos de ellos (él y Enrique Bellsolell), hiriéndoles de gravedad. Logra huir aunque cae al suelo más tarde. Es conducido a la casa de socorro de la Tenencia de Alcaldía. Solicita los Santos Sacramentos. Pide que perdonen a los que lo han herido. Muere a las 2 de la mañana del 11 de marzo de 1936, declarando: “Muero por Dios y por España, ofrezco mi vida contento por Jesucristo y su Iglesia”.