Es bautizado el día 24 de febrero de 1904 en la parroquia de su localidad natal. El día 19 de julio se marcha con su mujer y con su hija a casa de su madre. El 25 de julio por la mañana las milicias asaltan la casa y le detienen a él y a su hermano. Al salir del domicilio ambos se arrodillan ante un crucifijo y ofrecen su vida a Dios. El mismo día volvieron a casa. El 1º de agosto detienen a Fernando y le llevan a la cárcel. Durante su cautiverio solicitó al sacerdote don Rafael García la confesión a pesar de su aislamiento y soledad. El 10 de octubre es la última vez que vio a su familia. Cuatro días después le trasladan a Jaén y el 4 de noviembre es juzgado y condenado a muerte. Finalmente, el día 19 de diciembre sus verdugos le anuncian que va a ser asesinado. Al día siguiente le llevan al campo de tiro y allí es fusilado. Al salir de la cárcel gritó: “¡Viva Cristo Rey!”.