De familia burgalesa que se trasladó a Madrid. Ordenado sacerdote en 1934, es nombrado coadjutor de San Bernabé de El Escorial. En 1936 pasa, como coadjutor, a Torrelodones.
Al estallar la revolución, creyéndose más seguro donde había estado más tiempo, vuelve al Escorial. Pero allí le esparaba la misma suerte que a sus hermanos en el sacerdocio, don Víctor y don Antolín.