Fue ordenado sacerdote en Cádiz en 1903. En 1905, fue nombrado coadjutor de San Sebastián, de Puerto Real (Cádiz). En 1911 se le concede permiso de residencia en Madrid y en 1918 la incardinación en la diócesis. Fue cajero en la Curia diocesana y también capellán de las Agustinas Misioneras de Ultramar. Detenido en varias ocasiones, en la revolución de 1936, fue conducido, por fin, a la checa de Fomento el 26 de septiembre. Días después, su familia recibió la noticia de que había sido asesinado y que sus restos estaban en el cementerio de La Almudena.