Sacerdote de la diócesis de Zaragoza. Pasa ocho años en Argentina y, a sus cuarenta seis años, se traslada a Madrid, siendo nombrado capellán de las Concepcionistas Franciscanas de Aranjuez.
Un grupo de milicianos lo sacan por la noche de la casa del convento y lo fusilan el 26 de octubre de 1936, en la carretera con dirección a Colmenar de Oreja.