Estudia en el Seminario de Sigüenza y el Seminario Conciliar de Madrid. Ordenado sacerdote en Madrid en 1920, en las Témporas de la Santísima Trinidad. Cura ecónomo de Nuevo Baztán en 1920; párroco en 1922, renunciando en 1927 para atender a su padre. Capellán del Santísimo Sacramento en San Ginés en 1927; luego coadjutor. Destacó por su atención a los pobres y en la dirección espiritual de las Hijas de María y la rama femenina de Acción Católica. Los milicianos lo buscan en su domicilio a los que les dice: “Si buscan al sacerdote, ¡soy yo!” y tras su detención se despide de sus familiares diciendo: “¡Hasta el Cielo!”. Se lo llevaron a la checa del Colegio del Sagrado Corazón (Ateneo Libertario de Retiro) y esa misma noche del 7 de agosto lo fusilan, después de que perdonara a sus asesinos y les asegurara que Cristo reinará. Unos días antes de su muerte le había dicho a su hermana “¿No te gustaría tener un hermano mártir? La gracia del martirio la concede Dios a las almas privilegiadas”.