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ALEJANDRO DE CASTRO GARCIAHijo de Demetrio y Florentina. Estudió en los seminarios de Alcalá y de Madrid, incardinándose en la diócesis en 1918.

A finales de julio de 1936, ante las noticias de los asesinatos de los sacerdotes de los pueblos vecinos (Moralzarzal, Navacerrada, Collado Mediano) se le ofreció huir por la Sierra a la zona nacional, pero él se negó. Don Alejandro escribió una carta al Comité rojo poniéndose a su disposición, a lo que le respondieron: Que no tenga prisa, que ya llegará su hora. Ante la presión del frente de guerra, consintió ser trasladado por un feligrés a Becerril de la Sierra y, luego, a Moralzarzal, donde fue reconocido y denunciado al Comité local. Estando enfermo, lo sacaron en camilla de la cárcel y lo llevaron en un coche por la carretera de Villalba, donde debieron fusilarlo.

jesus mostaza chimenoOrdenado sacerdote en Astorga, hizo el servicio militar en el aeródromo de Getafe siendo capellán suplente en las Carmelitas del Cerro de los Ángeles. En 1930, concluído el servicio, solicitó permiso para quedarse en Madrid. En 1935 es nombrado cura ecónomo de San Ildefonso, de Collado Mediano.

Es muy probable que el 23 de septiembre de 1936 hubiera sido conducido a la checa de Fomento, en Madrid. Fue encarcelado en Porlier y asesinado en Paracuellos del Jarama.

Ignacio Gonzalez SerranoHijo de Francisco y de María del Rosario. Bautizado en la parroquia de Santa Bárbara. En 1922 ingresa en el Seminario Pontificio de Comillas (Cantabria), donde fue ordenado sacerdote en 1932.

En 1934 es nombrado párroco de la Santísima Trinidad, de Villalba-Estación. De su temple martirial dan fe las palabras que un día les dijo a sus compañeros de prisión, admirados de la fortaleza espiritual que le permitía ayudar a todos sin ocultar su condición de sacerdote: ¿Sabéis dónde he aprendido a amar? En el Corazón de Jesús. (…) Si la vida es más dura, el amor se hace también más fuerte; y sólo este amor, cimentado en el dolor, puede llevar la Cruz de mi Señor Jesucristo.

El 18 de julio de 1936, le insistieron en que se marchara a Ávila para ponerse a salvo, con su familia, pero él respondió: No me cabrá el honor de ser mártir. El día 20 Ignacio es apresado. El 27 de septiembre, milicianos procedentes de Madrid se lo llevan a la Capital. Interrogado en la checa de Fomento, es conducido cerca de la villa de Vallecas, donde es asesinado y enterrado en el cementerio local. Su cadáver fue trasladado a Ávila, solar familiar, donde yace en el monasterio de la Encarnación.

De familia burgalesa que se trasladó a Madrid. Ordenado sacerdote en 1934, es nombrado coadjutor de San Bernabé de El Escorial. En 1936 pasa, como coadjutor, a Torrelodones.

Al estallar la revolución, creyéndose más seguro donde había estado más tiempo, vuelve al Escorial. Pero allí le esparaba la misma suerte que a sus hermanos en el sacerdocio, don Víctor y don Antolín.

Antolin RodriguezHijo de Victoriano y María, matrimonio de intensa vida de fe. Era el segundo de nueve hermanos, de los que la mayor fue clarisa y tres sacerdotes: Amando, que moriría en 1999, como párroco de San Gabriel, y Ángel y Miguel, redentoristas. Comenzó su formación en el Seminario de Astorga, pero, trasladada la familia a Madrid en 1933, terminó aquí sus estudios. Ordenado sacerdote el 6 de junio de 1936, con dispensa de edad, el día 20 es nombrado coadjutor de San Bernabé de El Escorial.

Un mes más tarde, el 21 de julio, fue encarcelado en la iglesia, junto con el párroco, don Víctor, y don Arecio. Su padre fue a verlo y el jovencísimo cura pudo decirle: - Padre, no te preocupes, mañana me fusilan. En el Cielo nos veremos. Tú márchate y que no sepan que eres mi padre. En efecto, Antolín fue asesinado el 11 de agosto. Victoriano escribe meses después a su hija Matilde, clarisa en Astorga: 

Antolin Rodriguez del Palacio 2Apreciable hija: entre las gracias que Dios nos ha concedido, ésta me parece que es la mayor: ¡Tu hermano Antolín! ¡Qué favor más grande éste que esperábamos con muchas ansias hacía 23 años tu madre y yo! Como también lo esperabas tú ¡Qué alegría cuando lo viste en el altar!... representando al mismo Cristo en el sacrificio del Calvario... dándonos al mismo Dios. ¿Qué más podría darnos? ¡Únicamente la sangre! Pues ahí la tienes ya derramada por el suelo, a imitación de Cristo.Esto faltaba de tu hermano.Todo nos lo ha dado... Vemos que hoy también hay mártires que defienden la fe de Cristo con la vida. ¡Y un mártir fue tu hermano Antolín! Dios se lo llevó junto con su párroco y otro compañero: ¡Tres mártires juntos!

 

Victor Navalpotro HernandoOrdenado sacerdote, en Soria, en 1907, se traslada a Madrid en 1910 y es nombrado párroco de Cenicientos; en 1913, capellán del Instituto Asilo de San José, “Las Piqueñas”, en Carabanchel Alto, regentado por una comunidad de Hermanos de San Juan de Dios, que también sería martirizada casi en su totalidad. Luego fue párroco de Colmenar del Arroyo, y en 1931, de San Bernabé de El Escorial.

El alcalde de El Escorial lo mandó detener el 21 de julio de 1936. Encerrado en la iglesia parroquial, convertida en cárcel, el 11 de agosto fue sacado y asesinado por cuatro milicianos, junto con el coadjutor, Antolín Rodríguez del Palacio y otro sacerdote, Arecio Mendoza García.

Cipriano Martinez Gil Retrato 1936

Hijo de Gregorio, sacristán y maestro, y de Clementa. Su hermano Alejandro, cuatro años mayor, fue también sacerdote de Madrid. Ingresa con nueve años en el Seminario Menor de Alcalá, y termina sus estudios en el Conciliar de Madrid. Ordenado sacerdote el 3 de junio de 1928, cae enseguida enfermo, lo que le obliga a trasladarse, sin cargo alguno, a las Jerónimas de la calle Lista, donde Alejandro era capellán. Se dedica a la oración y a la lectura de los místicos españoles.

Allí conoce a Manuel Sanz (el hoy beato mártir Manuel de la Sagrada Familia), quien planeaba la restauración de los Jerónimos, que llevará a cabo en el monasterio de El Parral, en Segovia. Cipriano se entusiasmó con la idea de irse con ellos, pero no obtuvo el permiso del Obispo. Siguió con Alejandro en su nuevo destino de capellán de las Clarisas de San Pascual, del paseo de Recoletos, donde se dedicó a oír confesiones. Allí orientó la vocación de la hoy venerable sor Cristina de la Cruz de Arteaga (1902-1984), impulsora y fundadora de muchos monasterios de Jerónimas. Ella escribiría luego sobre la vida y martirio de don Cipriano.

Nombrado párroco de Villa del Prado, tuvo que regresar de nuevo a las Clarisas. En 1935, cuando estaba ya decidido a unirse a la nueva fundación jerónima en Alcalá, la obediencia lo lleva al lugar en el que subirá a su Calvario: la parroquia de El Pardo.

Cipriano Martinez Gil madreEl 21 de julio de 1936 don Cipriano y su coadjutor, el joven sacerdote Joaquín, de 24 años, son apresados cuando, disfrazados con monos, trataban de coger un autobús. Pasaron treinta días en el calabozo municipal. Don Cipriano hacía largas horas de oración y alentaba a los compañeros de prisión con pláticas sugerentes y hasta festivas. El coadjutor ha contado que, cuando él se rebelaba a veces contra sus carceleros, Cipriano le decía: Hay que perdonar. Tenemos que estar dispuestos a lo que Dios quiera, a darle la vida si es preciso...

El 18 de agosto, de madrugada, milicias de Madrid llegaban al Pardo exigiendo que les entregasen al cura. Lástima que no tengas sotana - le dijeron. Él debió sentirlo también. Lo subieron en un coche por la áspera cuesta del Cristo del Pardo. Junto a los Capuchinos está la capillita del cementerio, frente a la que lo situaron. Los mismos asesinos contaron que les dijo que los perdonaba de corazón. Y, luego: Ahora dejadme que me recoja un momento con mi Dios. Arrodillándose con el rosario en las manos, alzó los ojos al cielo unos instantes. - ¿Estoy así bien colocado? Le respondió una descarga cerrada. Ya en tierra don Cipriano añadió: Podéis tirar todavía... no me habéis matado. Y recibió el golpe de gracia.

Sor Cristina y don Alejandro se preocuparon de recuperar el cuerpo de Cipriano, que hoy descansa en la cripta del monasterio de las Jerónimas, en el Goloso.