Ordenado sacerdote en Valladolid en 1907, ejerció como capellán del hospital en aquella ciudad. En 1926, alegando razones familiares y de salud, pide al obispo de Madrid-Alcalá la admisión en la diócesis. En 1932 es nombrado cura ecónomo de Piñuécar y encargado de Gandullas, de donde será también párroco un año más tarde. Sus problemas de salud se agravaron y vuelve a Madrid, con su familia. En 1934 es nombrado capellán del hospital de la Fuenfría.
El 4 de agosto de 1936 fue conducido, junto con don José Polo, párroco de Cercedilla, a “Los Arroyuelos”, donde fueron rociados con gasolina y quemados vivos.