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Julio Pardo Pernía

  • Causa: Causa de Ignacio Aláez Vaquero y compañeros, seminaristas
  • 63 años
  • Sacerdote, confesor de las Hospitalarias de Ciempozuelos. Tío del seminarista Pablo Chomón Pardo
  • Nacimiento: Pampliega (Burgos), 14 de enero de 1873
  • Muerte: Valdemoro, 7 de agosto de 1936
  • Sepultura: Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos

Quien cuidó como un padre de su sobrino Pablo, seminarista, y vivió su mismo fin nace en Pampliega (Burgos) el 14 de enero de 1873. Hijo de los comerciantes burgaleses Juan Pardo y Juana Pernía, recibe el bautismo en la parroquia de su pueblo natal.

Con trece años ingresa en el Seminario diocesano de san Jerónimo de Burgos, donde está matriculado durante ocho cursos. Tras obtener la dis- pensa del Papa León XIII por no llegar a la edad canónica requerida, es or- denado presbítero el 8 de junio de 1895. Inicia su actividad pastoral en la parroquia de Valles de Palenzuela y en 1897 es nombrado párroco de san Miguel de Quintanilla de Escalada, donde se hace cargo también del cole- gio-preceptoría, erigido por el director del Banco de España y puesto bajo el patronato del Arzobispado de Burgos. Ofrece la posibilidad de estudiar latín y humanidades como preparación para ingresar en el Seminario diocesano. Su celo pastoral lo lleva a crear también una Asociación dedicada a la cate- quesis y a las misiones populares.

Con don Julio se traslada a Quintanilla su familia. Petra, su hermana me- nor y madre de Pablo, conoce en este pueblo a Guillermo Chomón, con quien contrae matrimonio, naciendo de esta unión Lorenzo y Pablo. Ambos son educados por su tío y preparados para ingresar en el seminario. De entre todos sus sobrinos, cuatro ingresan en el Seminario de Madrid, y dos son ordenados sacerdotes. No lo serán Lorenzo, que sale pronto del Semi- nario, ni Pablo, que sufre la muerte de manos de los perseguidores de la religión siendo aún acólito.

A la persecución durante el periodo republicano, de cuya legislación se deriva el cierre de su colegio-preceptoría, se une el dolor por la separación matrimonial de su hermana, que se traslada con los dos niños a Madrid. Se- guramente sus sobrinos colaboran en buscarle un destino cerca de la nueva residencia de la familia. Y don Julio es nombrado confesor de las Religiosas Hospitalarias de Ciempozuelos, para lo que, según el Código de derecho canónico de 1917 se requiere «sacerdotes con licencias de sus superiores, que sobresalgan por su prudencia e integridad de costumbres, que además hayan cumplido los cuarenta años de edad». La buena reputación de don Julio, y su fama de santidad es percibida incluso por los que le causarán la muerte más adelante, quienes lo describen a una de las hermanas Hospita- larias diciendo: tienen ustedes por confesor a un santo.

Su hermana Petra se traslada a vivir con él a Ciempozuelos, dejando la casa que hasta entonces la había acogido y donde había vivido con su her- mana Ángeles y su cuñado Abundio, padres del sacerdote Pedro Martínez Pardo, y del seminarista Teodosio Martínez Pardo.

El resto de su vida transcurre paralela a la de Pablo, su sobrino semina- rista. Ambos entregan su vida en Valdemoro. Siendo don Julio una persona hasta cierto punto desconocida en la diócesis, también su nombre aparece en la lista de personas que durante la persecución religiosa son asesinados por su condición de eclesiástico.